“Cause I’m as free as a bird now
And this bird you can not change”
Free Bird (Lynyrd Skynyrd)
En estos tiempos de zozobra, cuando en España resuenan expresiones liberticidas, como Estado fallido o dictadura encubierta, conviene recordar la maravillosa charla Ted que ofreció Francisco Capella en 2016.
Nuestra sociedad necesita libertad, en dosis tan alta como sea posible. Libertad individual, basada en el respeto a la propiedad privada, en el rothbardiano principio de no agresión y en la celebración de contratos voluntarios. Todo ello aderezado con responsabilidad.
Una sociedad con reglas claras y sencillas, donde la seguridad jurídica se centre en que nadie pueda abusar de esa libertad propia para perjudicar a terceros.
Necesitamos este sistema porque los países más prósperos son aquellos con más libertad económica. Comparen Corea del Norte con Corea del Sur, o las antiguas RDA y RFA. Observen la renta per cápita de Cuba o Venezuela hoy, y lo que fueron en su día.
Pero liberalismo no es sólo libertad económica, algo que podríamos asociar simplificando mucho con la derecha. También invade terrenos habitualmente coto privado de la izquierda, como las drogas, la prostitución, la libertad sexual y de expresión, el aborto, la eutanasia o la gestación subrogada. Aquí también, guste o no a los conservadores, cuanta más libertad, mejor.
Los liberales somos individualistas, pero no lobos solitarios. Favorecemos todo tipo de colaboración voluntaria. Apoyamos los colectivos, pero no el colectivismo, en cualquiera de sus formas, desde el fascismo al comunismo.
Defendemos que la propiedad privada recibe mayores mimos de su propietario, para que no se deteriore e incluso aumente de valor. Sin embargo, la propiedad pública, al ser de todos, al final no es de nadie y no se cuida adecuadamente. Igual que el dinero público, como decía la inefable Carmen Calvo.
Es imprescindible la eliminación de trabas burocráticas, la libertad de comercioy, sobre todo, dar la batalla de las ideasal lado oscuro, para que la sociedad comprenda que otro mundo es posible.
Ese reverso tenebroso no es otra cosa que el socialismo, en cualquier de sus caras. Un sistema imposible, por tres razones fundamentales.
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Corrupción. Los socialistas de todos los partidos, como decía Hayek, tienden a acumular poder. A mayor concentración de poder, mayores posibilidades de que los políticos, que son personas y no ángeles, se aprovechen de esa posición de privilegio en detrimento del pueblo.
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Incentivos. No fomenta la meritocracia. Las personas tienden a inflar sus necesidades y a no cultivar sus habilidades.
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Información.La sociedad es un organismo complejo con información dispersa. No es posible coordinar toda esa información para tomar decisiones, tal y como pretende la planificación centralizada. Solamente el orden espontáneo, el poli-centrismo puede funcionar. Un claro ejemplo de esto es el bitcoin.
Esta parte negativa de la naturaleza humana que se opone a la libertad, se expresa en aquellos parásitos que buscan vivir a costa de los demás. Son las castas, las élites extractivas, los grupos de interés y presión que medran en el presupuesto público.
Los políticos, la gran banca, los empresarios del “IBEX”, los sindicatos, la patronal, los funcionarios y los burócratas, forman el grueso de este cuerpo de sanguijuelas que succionan la sangre del tejido productivo. También aquellos sectores que viven con limitaciones de competencia y no permiten el libre mercado. Y las subvenciones de todo tipo, anti económicas por definición.
Nos dirán que hay muchos servicios que obligatoriamente debe prestar el Estado para que sean universales: la sanidad, la educación, las pensiones. Pero estos argumentos caen en la falacia del proveedor único. El sector rprivado puede suministrar todos estos servicios de forma más eficiente, aligerando de forma inimaginable las arcas públicas.
Esto supondría una reducción abismal de la carga impositiva, y una creación de riqueza sin precedentes. Y no se quedaría nadie fuera del sistema con el método del cheque, escolar y sanitario, que tan bien funciona en los países nórdicos.
Ya saben, nuestra sociedad está enferma y conocemos el remedio. Se llama libertad.
Licenciado en Ciencias Económicas y Empresariales por la Universidad de Oviedo, completó su formación con el Máster en Análisis Financiero, de la Universidad Carlos III de Madrid y, posteriormente, con el Máster en Dirección Económico-Financiera, del CEF-UDIMA.
Así mismo, obtuvo el Diploma en “Business Studies” de la University of Bradford (Reino Unido) y el Diploma en “Options, Futures & Other Financial Derivatives” de la London School of Economics & Political Science.
Durante seis años, desarrolló su carrera profesional en el Banco Santander, como Senior Auditor de la División de Auditoría Interna.
En la actualidad desempeña la gestión financiera en diferentes empresas. Además de la gerencia en Clínica Sicilia, de forma paralela es director financiero de Casa Decor y dirige el Programa de Formación y Gestión de Clínicas Dentales de Best Quality Dental Centers.
Su último emprendimiento personal ha sido la creación de la startup CrioGene, un innovador laboratorio privado que ofrece servicios genómicos para la extracción y custodia del ADN.
Bueno, actualmente no puede decirse que la prostitución, la libertad sexual y de expresión y la gestación subrogada. sea coto privado de la izquierda ni mucho menos. En todo lo demás estoy batsante de acuerdo.